domingo, 14 de diciembre de 2014

Registro de evaluación

El complicado proceso de evaluación exige tener muy claros no sólo los instrumentos que se utilizan y los criterios de calificación que se aplican sobre los criterios de evaluación, sino que también se debe dar a los estudiantes la oportunidad de participar en el proceso estableciendo un diálogo entre el docente y el alumno para determinar cuáles son sus avances, cómo puede mejorar, qué aspectos debe corregir y aclarar sus dudas; este proceso es además retroalimentado porque el alumno da sus opiniones al docente y le ofrece también la oportunidad de mejorar y corregir.


En el sistema de evaluación que sigo en mis clases utilizo tres apartados (los numero de 2 a 4 porque el 1 es la evaluación inicial):
  • 2. En él califico las pruebas objetivas (autoevaluaciones) (2.1) y las actividades prácticas (2.2), entendidas éstas como las simulaciones que realizamos en el aula de prácticas (la oficina de farmacia) sobre procedimientos más o menos reales.
  • 3. En el que califico las actividades escritas, bien individuales (3.1), grupales (3.2) y las exposiciones (3.3)
  • 4. En el que califico aspectos actitudinales no incluidos en los criterios de evaluación (los que no son propios de los contenidos); concretamente nos centramos en cinco aspectos:
    • Puntualidad
    • Participación
    • Respeto a las normas
    • Respeto a los demás
    • Respuesta a las correcciones
En la calificación final pondero el apartado 2 al 70% y el 3 al 30%, mientras que el apartado 4 sirve para penalizar o premiar en una escala -1, 0, +1. En el apartado 2 hago la media entre 2.1 y 2.2 (siempre que haya un mínimo de un 4 en ambos), y en el apartado 3 hago la media entre 3.1, 3.2 y 3.3 (siempre que haya un mínimo de 4 en los tres).
Esta información se le da a los estudiantes en un documento al principio de curso.



 
Este sistema de calificación exige tener un control documental y para ello utilizo unas hojas de registro.
En este caso muestro las hojas que utilizo para calificar los apartados 2.2 y 3.1.
En el primer caso he diseñado para cada caso práctico una lista de rúbricas que se valoran en cuatro niveles de MAL-REGULAR-BIEN-MUY BIEN y que reviso una a una con cada estudiante. Así doy la oportunidad a analizar cada rúbrica y que el estudiante se autoevalúe.
En el segundo caso lo que hacemos es revisar cada ficha (que previamente se entregó al estudiante con las indicaciones respecto al trabajo a realizar), y se valora el trabajo conjuntamente. Como en el caso anterior, el estudiante también se autoevalúa.



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