Cuando le pedimos a nuestros estudiantes que sean autónomos y busquen ellos mismos respuestas a sus dudas (aprender a aprender), en no pocas ocasiones nos encontramos con las dificultades derivadas del exceso de información y la imposibilidad de que el neófito discrimine la información útil.
Esto obliga al docente a diseñar nuevas estrategias pedagógicas así como a la utilización de recursos que faciliten la comprensión y el uso de las nuevas fuentes de información, al tiempo que obliga a transformarnos en intermediarios que seleccionen las fuentes más adecuadas para el aprendizaje de nuestros pupilos.
Así, las debilidades pueden mudar en fortalezas no sólo para nuestros estudiantes sino para nosotros mismos ya que el aprendizaje se acompaña de un meta-aprendizaje contínuo, una retroalimentación metodológica en imparable evolución que nos abre nuevas oportunidades profesionales.
Unos de los recursos que pueden ayudarnos en esta neopedagogía son las infografías, pequeñas píldoras visuales, alegoría de tiza y encerado, que se mantienen vivas y aportan elementos gráficos de fácil retentiva y comprensión, tan necesarias en estos momentos en que el simbolismo de los nuevos medios audiovisuales (SmartTV-Internet-Tablets-Smartphones-Pizarra digital) ya forman parte sustancial de nuestro trabajo y nuestra sociedad.