domingo, 22 de febrero de 2015

Tic, tac, tic, tac

Últimamente suena mucho por distintos medios de comunicación esta onomatopeya del ruido de un reloj; curioso que se unan los más modernos medios de comunicación con el lejano soniquete de un reloj análógico, pasado de moda; lo viejo se une con lo nuevo, y a eso vamos.
Desde hace más o menos dos años mi esfera docente, mi zona de confort profesional, hace aguas. Y la verdad es que hago poco por arreglar los pequeños poros que se han ido abriendo y que han permitido que este área de bienestar se vea invadida por una cantidad abrumadora de información que la han ido transformando hasta hacerla irreconocible.
Al principio fue un caos, una verdadera infoxicación que perturbó mi estado de ánimo; que provocó un brote maníaco con mil ideas, mil planes, mil intenciones, mil modificaciones, ... Mi paradigma docente se rompió en mil añicos y tocaba reconstruirlo pero tenía demasiados materiales a mi alcance y no sabía por dónde empezar.
Tenía que parar un momento y reflexionar sobre lo que había hecho hasta ahora y lo que quería hacer a partir de ahora; sobre cómo introducir en mi área de confort las nuevas herramientas, las nuevas formas de pensar, de hacer, de vivir, manteniendo la eficacia de mi labor profesional.
Soy consciente de que los docentes llevamos atadas muchas anclas que nos impiden evolucionar; y casi siempre las llevamos por el miedo a no saber controlar nuestro entorno (léase nuestra clase). No nos gusta que alguien altere nuestro área de confort, pero no es mi caso; estoy dispuesto a asomar la cabeza y ver qué hay fuera; en ocasiones hay monstruos, pero en muchos casos encuentro gente animosa que me da la mano y me ayuda a caminar por senderos que, solo, no me atrevería a seguir. Con facilidad me contagian el ánimo y con facilidad me ilusiono; entro en una hipomanía que quiero contagiar a los demás, a los que están más cerca de mi, a mis compañeros/as a los que animo y trato de sacar de su área de confort; en muchos casos lo consigo, en otros no es posible.
Hay algunos/as que sólo necesitan un empujoncito, pero hay otros/as que llevan anclas de trasatlántico y no hay quien los mueva. Al principio dedicaba muchos esfuerzos a tratar de convencer a los inmovilistas pero llegué a la conclusión de que no vale la pena. Demasiados esfuerzos para poca recompensa...
Tic, tac, tic, tac... Ya no se trata de un viejo reloj; ahora se trata de tecnologías de información y comunicación (TIC) y de tecnologías de aprendizaje y conocimiento (TAC).
Poco a poco la balanza se desequilibra porque la educación cede ante el empuje del aprendizaje; el docente ya no es un mero transmisor de conocimientos sino que tutela la adquisición de conocimientos. El aprendizaje ya no es tan vertical ni tan cerrado; sale del aula, se globaliza y se vuelve más horizontal.



Ha cambiado mucho el rol del docente. Las TIC y las TAC son nuevas oportunidades que tenemos que aprender a manejar dentro de nuestro área de confort; y yo he decidido integrarlas, lo que me ha permitido ampliar mi esfera personal; ha permitido que mi área de confort crezca a mi alrededor y me ha permitido soltar anclas y moverme más libremente por una zona que parece no tener límites, y en la que me encuentro realmente cómodo.
¿Quién se apunta?. Yo #meapunto.
Estoy impaciente por saber a dónde me lleva el tic, tac.

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