jueves, 16 de octubre de 2014

Las “presentaciones”

¿Quién no ha utilizado alguna vez el power-point?. Igual esta pregunta retórica tiene respuestas múltiples. Puede que haya docentes o estudiantes que no hayan utilizado el power-point o que lo hayan utilizado sólo en sus funciones más básicas.

Power-Point es una herramienta muy potente para hacer presentaciones, con innumerables funciones que en muchas ocasiones quedan ocultas para los menos avezados en tecnología informática.

Allá por el año 1998 montamos en el instituto un grupo de trabajo para hacer un estudio bibliográfico y de recursos para la extinta FP1 de auxiliar de Farmacia y yo, que era el coordinador, me pagué un curso de Power-Point para aprender a manejarlo en toda su amplitud porque queríamos utilizar este recurso en el grupo de trabajo. Incluir bases de datos, controles deslizantes, controles activeX y una larga lista de herramientas dio mucho de si, así que al año siguiente, 1999, hicimos un proyecto de formación en centros para trasladar mis conocimientos sobre power-point al resto de los compañeros/as docentes.

Hoy, 15 años después, power-point sigue siendo un referente, pero un referente que tiene sus limitaciones porque no permite “transferir” la presentación a otros formatos más allá de pdf, htm (un poco cutre) o video (en las últimas versiones de Office), entre otros.

De hecho, ya hace años que yo no lo uso. La incorporación de nuevas herramientas informáticas más versátiles y, sobre todo, más compatibles ha hecho que me decante, fundamentalmente, por el html y, cuando necesito hacer una presentación rápida, por las presentaciones de Google.

Pero en ocasiones surgen necesidades para las que tienes que combinar distintas herramientas, ser creativo en aras a la eficacia de la presentación porque… ¿qué características tiene que tener una presentación?.

Esta pregunta viene a cuento de que he visto muchas presentaciones en mi vida y lamentablemente la mayoría de ellas no cumplían ni mínimamente el objetivo para el que fueron creadas, y en demasiadas ocasiones su “estética” deja mucho qué desear.

1. La presentación tiene que tener un diseño atractivo, con colores visualmente agradables y bien contrastados; es preferible utilizar colores pastel que colores sólidos estridentes. Además, los colores deben estar bien combinados, dentro de la misma gama tonal y tener un “objetivo”. El color no debe ser aleatorio sino que debe tener un significado.

2. Las fuentes también tienen que ser elegidas con cuidado. No se deben combinar varios tipos de fuentes sustancialmente distintas o fuentes excesivamente “creativas”, porque la fuente es el vehículo a través del cual vamos a transmitir el mensaje de la palabra, así que la fuente debe ayudar a la lectura. En cuantas ocasiones habéis entrado en una web que tiene el fondo negro y el texto blanco. A los 30 segundos de leer ya tenéis una imagen residual en la vista que os impide seguir leyendo. Lo mismo en cuanto al tamaño de la fuente. Debe leerse bien, sin esfuerzo, así que ni muy grande ni muy pequeño.

3. Hay que evitar textos excesivamente largos. Es una presentación, no un libro. La cantidad de texto tiene que ser la justa para transmitir la información e incentivar la búsqueda de más información. No nos podemos quedar cortos, pero tampoco tenemos que ponerlo todo.

4. Hay que utilizar elementos gráficos que acompañen y complementen el mensaje. No se deben poner como elementos “decorativos”. El grafismo debe tener significado. En las presentaciones “una imagen vale más que mil palabras” es el aforismo de cabecera.

5. Cuando queramos ampliar la información podemos poner enlaces. Claro que esto tiene más sentido si vamos a publicar la presentación, para que el usuario/a decida si quiere enlazar o no.

6. La navegación tiene que ser cómoda. Si ponemos vínculos de un lugar a otro de la presentación, debemos saber siempre dónde estamos y cómo volver. En caso contrario, nos perderemos y haremos que nuestros destinatarios se pierdan con nosotros. Hay que poner referencias que nos permitan saber dónde estamos en cada momento.

7. El número de diapositivas tiene que ser el adecuado. Una presentación con 100 diapositivas es una tortura visual.

8. No debemos olvidar el índice. Toda presentación debe incluir un índice que le permita al observador saber, de forma rápida y concreta, lo que va a ver.

Y para acabar, un ejemplo de todo lo dicho.

index

 

En este caso se trata de una presentación realizada de forma artesanal. No se ha utilizado ninguna herramienta específica porque se han aprovechado los gráficos de Word 2010. Para combinarlos se guardaron como pdf y se manipularon con Photoshop para crear las imágenes de la diapositiva. Un total de 16 diapositivas (16 imágenes) con vínculos e hipervínculos que muestran la información sensible con muchos gráficos, una navegación muy intuitiva y unos colores que “hablan”.

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